24 jul 2015

Espigando por el rastrojo pirenaico. Ruta Tres Refugios

Travesear y trechear espigando y brujuleando .../...





Travesear y trechear espigando y brujuleando, es una de las formas más satisfactorias de andar la naturaleza pirenaica.
Y es así porque…
Cuando andamos de forma inquieta de una parte a otra, transportando de trecho en trecho toda nuestra carga física y vital, caminando a un paso más lento, fijando nuestra atención en aquello  que tenemos delante y en todo aquello que nos rodea, a la vez que serpenteamos sin rumbo fijo al disfrute del sol, del viento o de la lluvia, se convierte en un acto casi iniciático de pura comunión, del yo con el mundo natural. Contemplar, oler, degustar, palpar y todo ese compendio de sensaciones y sentimientos, a la vez que sosegadamente acompasamos nuestro frenético ritmo urbano al modo natural, es otra parte de ese atávico acto inicial.
Pocas cosas, me parece a mí, pueden llegar a ser tan íntimas y tan remotamente humanas, ancestrales y cautivadoras.



Esta es en base mi reflexión final sobre la ruta a los tres refugios (Ángel Orús o Forcau, Estós y Viadós), que circunda ese coloso pirenaico conocido como Posets o Punta Llardana (3.375 m). Fueron cinco días y cuatro noches al regazo del coloso rojo, viviendo bajo sus cielos estrellados, bebiendo de sus salvajes aguas y comiendo a la vera de sus lagos alpinos. Toda una experiencia.

El epígrafe de esta corta narración está inspirada en el título de aquel libro que Bernat Capó escribió alrededor de 1980, Espigolant pel rostoll morisc.






2 comentarios:

  1. Precioso relato corto amigo. Y maravillosos paisajes los que has tenido les suerte de disfrutar. Ahora toca que la calor te devuelva a la cruda realidad de un mes de julio Mediterráneo.

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